En 1960 recibió el título de director teatral y pasó a formar parte del directorio del Instituto del Teatro de dicha casa de estudios. Dirigió varias obras de teatro y obtuvo el Premio Laurel de Oro como mejor director del año. En 1967 fue invitado a Gran Bretaña, donde recibió otro premio por su dirección teatral. Estando allí compuso una de sus canciones más conocidas, Te recuerdo Amanda, dedicada a sus padres Amanda y Manuel.
En 1968 pasó a ser el director artístico del conjunto de música popular Quilapayun. En 1967 publicó su primer álbum musical, titulado Víctor Jara. Su segundo álbum, Pongo en tus manos abiertas (1969), coincidió con el respaldo que prestó a la candidatura de la Unidad Popular de Salvador Allende como militante de las Juventudes Comunistas.
Sus canciones trataban sobre su pueblo y sus problemas, en la línea de los cantautores de la época; con todo, su éxito internacional las llevó más allá de su Chile natal para ser cantadas en cualquier manifestación progresista o concentración universitaria de otros tantos países, particularmente en la España de la transición.
Fuertemente comprometido con su entorno político, su compromiso acabó costándole la vida. Tras el golpe de estado acaecido el 11 de septiembre de 1973, se encerró con otros universitarios en la Universidad Técnica del Estado, en Santiago, para mostrar su repudio y voluntad de resistir; sin embargo, el ejercito tomó pronto las instalaciones y llevó prisionero a Jara al antiguo Estadio Chile, donde fue brutalmente torturado y asesinado el 16 de septiembre. En septiembre de 2003, al cumplirse treinta años del golpe militar, el gobierno chileno rebautizó al estadio con el nombre de Estadio Víctor Jara.
Te recuerdo Amanda
la calle mojada
corriendo a la fábrica
donde trabajaba Manuel.
La sonrisa ancha
la lluvia en el pelo
no importaba nada
ibas a encontrarte con él
con él, con él, con él
son cinco minutos
la vida es eterna
en cinco minutos
suena la sirena
de vuelta al trabajo
y tú caminando
lo iluminas todo
los cinco minutos
te hacen florecer.
Te recuerdo Amanda
la calle mojada
corriendo a la fábrica
donde trabajaba Manuel.
La sonrisa ancha
la lluvia en el pelo
no importaba nada
ibas a encontrarte con él
con él, con él, con él
que partió a la sierra
que nunca hizo daño
que partió a la sierra
y en cinco minutos
quedó destrozado
suena la sirena
de vuelta al trabajo
muchos no volvieron
tampoco Manuel.
Te recuerdo Amanda
la calle mojada
corriendo a la fábrica
donde trabajaba Manuel
Zamba al Che
Vengo cantando esta zamba
con redoble libertario
mataron al guerrillero
Che comandante Guevara
selvas, pampas y montañas
patria o muerte es su destino
que los derechos humanos
los violan en tantas partes
en América Latina
domingo, lunes y martes
nos imponen militares
para sojuzgar los pueblos
dictadores, asesinos
gorilas y generales
explotan al campesino
al minero y al obrero
cuanto dolor su destino
hambre, miseria y dolor
Bólivar le dio el camino
y Guevara lo siguio
liberar a nuestro pueblo
del dominio explotador
a Cuba le dio la gloria
de la nación liberada
Bolivia también le llora
su vida sacrificada
Sale ernesto de la Higuera
le llaman los campesinos
selvas, pampas y montañas
patria o muerte es su destino
Estadio Chile
Somos cinco mil aquí
en esta pequeña parte la ciudad.
Somos cinco mil.
¿Cuántos somos en total
en las ciudades y en todo el país?
Sólo aquí,
diez mil manos que siembran
y hacen andar las fábricas.
Cuánta humanidad
con hambre, frío, pánico, dolor,
presión moral, terror y locura.
Seis de los nuestros se perdieron
en el espacio de las estrellas.
Uno muerto, un golpeado como jamás creí
se podría golpear a un ser humano.
Los otros cuatro quisieron quitarse
todos los temores,
uno saltando al vacío,
otro golpeándose la cabeza contra un muro
pero todos con la mirada fija en la muerte.
¡Qué espanto produce el rostro del fascismo!
Llevan a cabo sus planes con precisión artera
sin importarles nada.
La sangre para ellos son medallas.
La matanza es un acto de heroísmo.
¿Es este el mundo que creaste, Dios mío?
¿Para esto tus siete días de asombro y de trabajo?
En estas cuatro murallas sólo existe un número
que no progresa.
Que lentamente querrá más la muerte.
Pero de pronto me golpea la consciencia
y veo esta marea sin latido
y veo el pulso de las máquinas
y los militares mostrando su rostro de matrona
llena de dulzura.
¿Y México, Cuba y el mundo?
¡Qué griten esta ignominia!
Somos diez mil manos
menos que no producen.
¿Cuántos somos en toda la patria?
La sangre del compañero Presidente
golpea más fuerte que bombas y metrallas.
Así golpeará nuestro puño nuevamente.
Canto, qué mal me sabes
cuando tengo que cantar espanto.
Espanto como el que vivo
como el que muero, espanto.
De verme entre tantos y tantos
momentos de infinito
en que el silencio y el grito
son las metas de este canto.
Lo que veo nunca vi.
Lo que he sentido y lo que siento
harán brotar el momento...
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